En ocasiones las pasadas rasantes son demasiado bajas, pero la diosa fortuna o la Divina Providencia deciden conceder al insensato un nuevo día para volar. Y si no que se lo digan al piloto de este P-47 americano, que en una pasada de ametrallamiento llegó a tocar el suelo con la hélice y dejarla completamente doblada, pese a lo cual fue capaz de remontar y volver sano a su base. Increíble.
viernes, 13 de noviembre de 2009
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